lunes, 26 de junio de 2017

[OPINIÓN] En Portugal solo existe una religión: Cristiano

Cristiano Ronaldo. (Foto: www.allnewsandreports.com)

Cristiano Ronaldo, a partir de la Copa Confederaciones, ha superado su promedio de goles de todas las temporadas disputadas con la selección de Portugal. Ha llegado a los 75 goles en 140 partidos con su selección y todo parece indicar que superará a Pelé y sus 77 anotaciones en 92 cotejos disputados con Brasil. El objetivo final, superar los 84 de Ferenc Puskás y del iraní Ali Daei con 109.

Su monstruosidad le ha permitido convertirse en el máximo referente de su selección y en el ídolo máximo de todos los tiempos, desplazando al mismo Eusebio y a Luis Figo. Debutó en el equipo mayor en el año 2003 contra Kazaja y un año después disputaría su primer partido oficial en la Eurocopa celebrada en su país. Desde ahí, más allá de algunos altibajos, supo ganarse el respeto de su selección llevándola a lo más alto en su historia al ganar la Eurocopa del año pasado disputada en Francia. 

Su capacidad técnica hoy en día puede discutirse y, aunque en algún momento eso era una de sus cualidades que más resaltaban, en ese aspecto ha sido superado por una nueva camada de jugadores muy habilidosos. Sin embargo, ha adquirido otro tipo de juego a partir del desarrollo de su fortaleza muscular que, si bien le ha impedido tener esa agilidad que lo caracterizaba, lo ha convertido en un jugador mucho más completo, con menos regate pero con mayor determinación al momento de lo que más importa en el fútbol, el gol. 

Y ni hablar de su capacidad y fortaleza de ese músculo al que seguramente le dedica tanto tiempo y esfuerzo como a sus bíceps o abdominales: la mente. Cristiano es el claro ejemplo de como una actitud y/o mentalidad exitosa puede llevar a lo más alto a alguien cuando a simple vista no se tienen las condiciones ni los recursos necesarios para hacerlo. Se critica su egocentrismo y su falta de humildad, algo que, en lo personal, pienso que se malinterpreta. 

Querer ganarlo todo y sentirse el mejor por haberlo logrado no es egocentrismo, es parte de la personalidad ganadora y carácter superador que lo mantiene donde está. Decir o insinuar que los rivales no son tan intimidantes como parecen no es carecer de humildad, es saber darse la seguridad necesaria de que ningún obstáculo es tan sólido como para no poder romperlo (así ha sido su vida y con esa actitud la encara), y entender que, como capitán, un mensaje de inferioridad en la previa de un partido puede ser determinante para el resto de sus compañeros al momento del juego.

Más allá de las discusiones sobre quién es el mejor jugador del mundo, Cristiano Ronaldo ha llegado al punto de que ya no tiene que demostrar más a nadie. Ya ha callado bocas muchas veces como para tener que pedírselo de nuevo. Hay que ser un diferente para meter 75 goles con tu selección, estar al acecho del mismísimo Pelé y haber superado a jugadores de la talla de Miroslav Klose (71) Gerard Muller (68) y Ronaldo Nazario (62). Les dejamos lo que para muchos, ha sido su mejor performance con la selección absoluta. Portugal se jugaba la clasificación a Brasil 2014 ante Suecia de Zlatan Ibrahimovic como visitante, en la ida los lusos se había impuesto con un gol a cero en el minuto 81, producto del comandante con el 7 en la espalda. En la vuelta, Cristiano se destapó con un hattrick en el momento que su equipo más lo necesitaba. Al tercer gol hizo algo muy poco usual en él, dejó de lado el típico festejo del "aquí estoy yo" para, con la mirada y sonrisa enternecida de un niño que no puede creer lo que está sucediendo, festejar con todos sus compañeros y cuerpo técnico con un gigantesco y eterno abrazo.

Share: 

0 comentarios:

Publicar un comentario